Tenemos nuevo presidente. Aquel joven Tupamaro que con su moto camuflada con papeles desafiaba al capital y se enfrentaba al imperialismo evadiendo a las fuerzas policiales, hoy es el nuevo Presidente de los uruguayos.
Llega al gobierno después de un largo camino de cárcel, de lucha ideológica con sus compañeros, de integrarse al Frente Amplio y “conquistar” no solo su estructura, sino que fue generando corrientes de opinión que aun siendo diversas y en muchos casos (demasiado) antagónicas con su pasado le permitieron ese “gran viaje al centro”, que a partir de hoy le permitirá endosar la devaluada banda presidencial como representante de una clase política ostensiblemente obscena e impune.
¿Por qué?, ¿Cómo y que demuestra esta opción? Pero sobre todo ¿Qué nos podemos esperar?
¿Por qué?
Es palpable la falta de credibilidad en la clase política de nuestra comarca, es evidente que la mayor parte de nuestro pueblo busca la honestidad y un buen gobierno, valores inherentes al ser humano pero imposible de encontrar en los representantes de una oligarquía insaciable, aristócrata, con convicción de patrona como la nuestra.
La voluntad de cambio ya había quedado plasmada con la llegada del Dr. Tabaré Vázquez Rosas hace cinco años; hoy “el Pepe” fue votado para profundizar los cambios por el “plus” que le otorga la mística del Tupamaro, sinónimo mítico de ser radicalmente honesto y jugarse por lo que cree.
¿Cómo y que demuestra?
Llega pregonando los “errores” de su juventud, “educando” “… que la lucha de clases no existe, porque los patrones están fundidos…y para que exista, los patrones tienen que tener plata…”, acentuando el nacionalismo de “campeones del
Pero sobre todo para demostrar que si se participa de la ficción electoral, se puede y con ello reafirmar el sistema garantizando lo esencial de este, la acumulación de la ganancia.
Este Presidente llega escoltado en lo económico por los jóvenes uruguayos egresados de Harvard, y en lo político por un conjunto de intereses tan heterogéneo como irreconciliables, reservándose para sí mismo el “poder de veto” en la “ingeniería” de gobernar, que en este caso, es la de conciliar como lo indica la tradición política en nuestra comarca.
Don José Mujica Cordano logra hacer expresar electoralmente detrás de su candidatura al gerente de una multinacional o al patrón de la estancia, como al obrero desplazado al cinturón de indigencia o al peón de campo, al mejor estilo batllista de los años de oro de este partido: conciliación, explotación, acumulación serán los ejes que granizará este ex guerrillero proveniente de la escuela blanca.
¿Qué podemos esperar?
La bonhomía institucionalizada, arma elaborada por los jesuitas para dominar, es muy bien esgrimida por este nuevo presidente (claramente es lo que le permitió “llegar”) pero la realidad es mucho mas porfiada, violenta e inconfortable.
Tan violenta e inconfortable como lo es el imperialismo o el capital con los países capitalistas dependientes como el nuestro.
Don Mujica Cordano expresó claramente que él quería un capitalismo mas humano, como si esto fuese posible sin perder la esencia del mismo, lo que tendremos que ver es si dentro de este “humanismo” cabe la permanencia de soldados en Haití o en el Congo, si los impunes torturadores y cobardes asesinos seguirán caminando por la calles de nuestras ciudades y si continuará encabezando una manifestación antiimperialista, para una hora después abrazarse para compartir mantel y cubiertos con el presidente George W. Bush. Pero lo que si es difinitorio es si en ese humanismo cabe el reparto equitativo de la riqueza acumulada en décadas de explotación capitalista en nuestra comarca o recuperará el territorio enajenado hoy en manos de las multinacionales de la celulosa y la soja contamínate.
Habrá que ver si en este reciclado humanismo con demasiado olor a sacristías cabe la verdad como elemento de transformación o se continuará por el camino de que esta (la verdad) es solo para los elegidos, convirtiéndola en un privilegio conspirativo de la clase dominante como hasta ahora.
Ciertamente muy lejos estamos de los principios de “patria para todos” o de la tesis frentegrandista propuesta por Raúl Sendic, sobretodo porque los planteos del novel presidente no están respaldados con la carga ética y coherencia revolucionaria del ser humano que puso sobre la mesa del “banquete” político uruguayo el hambre, la pobreza y la marginalidad de miles de compatriotas como verdad ineludible, haciéndonos despertar a todos de la larga siesta del obelisco mas alto, Gardel es nuestro y el patrón es un amigo.
Las bicefálicas características de este gobierno muy pronto quedarán en evidencia, tendrán su banco de prueba y deberán manifestarse claramente tanto en contenido (las prioridades del primer presupuesto de gastos e inversiones) como en forma (si se volverá a llamar a la gente a movilizarse y darle protagonismo mas allá del mero hecho electoral de juntar votos y las pegatinas correspondientes).
Otra de las pruebas que tiene y que tendrá el nuevo presidente es la que figura en su propuesta de gobierno que emana del último congreso del Frente Amplio, y ella es nada menos que “…llamar a una Asamblea Constituyente…”, y si se llama ¿ para qué? y con que composición y contenido.
De acuerdo a lo vivido y a lo visto, quizás Don José Mujica Cordano acostumbrado a que como te digo una cosa te digo la otra, volverá a darse cuenta que de clases se trata y por lo tanto de lucha.
Lo que la historia enseña es que otros mas “taimados” que el actual presidente también intentaron “jugar” a humanizar el capitalismo, a darle una vestimenta decorosa, tercera vía pregonaban, hacían aquelarres de creatividad para demostrar que se podía “los ricos un poco menos ricos, los pobres un poco menos pobres”, pero todos y cada uno de ellos terminaron, sirviendo a la clase dominante o sucumbieron por no apelar al único sujeto revolucionario: el pueblo, la gente.
Y en ese momento de definición se podrá entender más claramente, si la patria es para todos ¿quienes son esos todos?
Mario Silenzi